Una mala experiencia con un chico y mi sanación

25 junio 2025

Ann nos escribe una larga historia: «Al chico de la historia lo vamos a llamar «C». Antes de esto, recalco que mentalmente no estaba bien, pues en menos de un mes perdí a cinco seres queridos y no me sentía bien. Además, tenía pocos meses de conocer al muchacho (poco más de una tercera parte del semestre) y solo lo veía por algunas estaciones en el macro y en los recreos (un par de ocasiones más); me estaba mostrando una pequeña parte de él que no me gustaba: una en la que no escuchaba límites. Doy contexto de que un acosador (ya en la cárcel), con el que me fue muy mal, aprovechaba la excusa de hacerme cosquillas para intentar manosearme; hasta se lo contó a uno de los calenturientos de mi salón, que también aprovecharía la mínima oportunidad. Las cosquillas me recordaban a eso, aparte de que soy muy sensible a ellas, lo que me hace odiarlas más. Le dije a “C” que no me gustaban y el porqué. Siguió con las cosquillas varias veces, y aunque suene nimio, las cosquillas para mí son algo delicado (por lo que ya expliqué antes). A mediados del semestre pasado, “C” me pidió que fuéramos atrás del edificio. Yo estaba ansiosa, con una sonrisa nerviosa que tengo desde pequeña; pensé que había hecho algo mal o algo por el estilo, pero se me declaró. Él no me gustaba. Dijo que no me quería poner presión social, pero un montón de gente nos veía en los alrededores. Aunque estaban a varios metros, estoy segura de que nos escuchaban; nuestros amigos en común igual se asomaban sonrientes mientras chamullaban. No quise decirle que no de golpe y le expliqué que no me sentía lista para una relación. Me preguntó el porqué. Le dije que no estaba en mis planes; me volvió a preguntar y le respondí que me quería enfocar en mí misma, pues estaba flaqueando. Volvió a cuestionar y dar soluciones, y yo le respondía que me quería enfocar en mis estudios, pues iba mal. Además, también le dije que no tengo permitido tener novio; siguió dando formas de salir. Le seguí diciendo que mi salud mental me estaba agobiando, que no quería tener novio porque sentía que la regaría, además de que en ese momento no tenía tiempo. Aun así, él insistía en que podía, que no pasaba nada, que no le diríamos a mis papás. Le cuestioné qué pasaría si mis papás se enteraban, añadiendo que me iría en chino. Él dijo que, si se enteraban, los iba a convencer, etc. Insistió varias veces (tomen en cuenta que le di esas razones una a una) a pesar de los argumentos que le di; hasta mencioné que pensaba que a él le gustaba su amiga (dije el nombre y todo). Tras un rato que sentí como eterno, quedamos en que me daría tiempo para pensarlo, pero casi de inmediato me volvió a decir cómo se sentía, lo cual, en un intento de irme ya, le dije que en un futuro, ya que tuviera permiso, si nos volvíamos a encontrar, saldríamos en citas (él me invitaba al cine y yo a un picnic). Tenía un nudo en la garganta horrible, que sentía pesado cual garrafón. Al salir de ahí, los mismos amigos de antes nos rodearon, saturándome de preguntas: que si ya éramos novios, que si le dije que sí, que si éramos pareja. Ni siquiera era una pregunta tras otra, eran todas las preguntas casi al mismo tiempo. Les dije que me esperaran, que necesitaba hablar con “C”. Él y yo empezamos a caminar e intenté hablar, pero escuchaba a nuestros amigos riéndose atrás de nosotros. Cuando ya se veía el gym al aire libre, uno de los chicos se llevó mi mochila/lonchera, lo que me impidió irme por varios minutos más (me enfadé mucho por eso, pero intenté no verme enojada). Nos dejaron a solas varios minutos más, en los que me volvió a insistir; mi cabeza daba vueltas, sentía mucho vértigo, náuseas, más malestares cotidianos que de por sí comúnmente tengo. Después de su insistencia, cometí un gran error, pues le di aún más oportunidad de salir que antes. Él estaba muy feliz, mientras que yo no quería, pero me estaba ahogando del estrés. Seguimos caminando y el resto de chicos volvieron a llegar, poquito antes el que tenía mi mochila. Ellos nos volvieron a rodear mientras uno se apoyaba sobre mi cuello y el otro me sujetaba de la cintura, saltando y sacudiéndome. Me preguntaban que si ya éramos novios, similar a lo de antes, pero sentía de una manera en la que mi cabeza me volvía loca, quería gritarles que pararan, que se callaran, pero no lo hice porque en serio no quería que me vieran fuera de mis cabales. Dije “En un futuro, citas sí”. Ahí se volvieron locos y yo quería no existir, e incluso no haberlos conocido (a ese nivel). Llegando a mi casa, mi mamá me notó rara, y me sacó la información, a lo que ella me dijo que solucionara el problema. Le mandé mensajes explicándome a “C” y a mi amigo (el mismo de la mochila) que necesitaba más tiempo, necesitaba pensar. Yo ya había intentado tomar tiempo a solas, pero me encontraban (lo aprecio, pero necesitaba tiempo sola). Mi amigo me insistió y me dolía porque yo me sentía una mierda auténtica. Solo pude llorar mientras dos de mis amigos me decían: “sal con él”, “es buen chico”, “te podría gustar y no lo sabes”, “como su amigo te digo que te irá bien”, “no lo vayas a rechazar”, etc. Llegué hasta a decirle que no era que no quería salir, que yo solo tenía miedo. Me daba miedo decir que no me gustaba al nivel que me forcé a mentir, cosa que odio hacer con el alma. Le envié unos mensajes al chico que se me declaró en los que le decía que no podía por los factores que ya le había dicho. A los días nos vimos en persona y me volvió loca pensar en cómo arreglarlo. Me quedé sin poder dar explicación, como me pasa actualmente con mi mamá; en cambio, intenté suavizarle cualquier carga diciéndole algo como: “no es que te diga que estuvo mal, al contrario; gracias por ser honesto. Trataré de cambiar ciertas cosas, mi mamá dijo que podía dar malas señales a los chicos con mi comportamiento”. Y él me hizo sentir miserable y asquerosa, por algo que dijo, en la manera en la que recalcó lo que dije. Ya de por sí, por traumas y vivencias de la infancia, mi cabeza fomentaba que yo era la única que se equivocó, que yo era el problema. A él ya le había explicado que me afectaban de estas maneras esa situación (en más de una ocasión). No me gustó que me dijera: “¡Ah, no le gusto!”, “entonces, ¿por qué me dijiste que sí?”, “y yo que la iba a invitar a los XV años de mi hermana”, etc. Le conté lo insegura que estaba de mí, que para una relación necesitaba más amor propio. Me siguió preguntando que por qué, si yo era bonita, a lo que le dije que necesitaba quererme y cuidarme más, pues me enfermaba mucho, no dormía bien y me sentía fea por estar “gorda… bueno… llenita”, y él dijo, de una forma que me pareció muy extraña: “¿y el problema?”, movió las manos de una manera que yo ya había visto y no sé si me dio mala espina o solo reflejé el recuerdo, pero puedo decir que hasta me dio miedo. Me puse tan ansiosa con ese momento que el resto se volvió nuboso. Solo recuerdo de ahí que quedamos en que, dentro de lo posible, se harían citas y veríamos si él me lograba enamorar. No estaba contenta con eso tampoco, sobre todo porque me sentía presionada por los que pasaban alrededor, pensando que juzgarían todo esto si me negaba y que traerían a “C” por el que fue rechazado por una chica. Apenas varios meses después, me percaté del inmenso daño que me provocaba esto; mi mente acababa lentamente conmigo. En vez de mejorar en la escuela, empeoré, me empecé a aislar más, etc. Para variar, el mismo amigo de la mochila reflejó un enojo hacia mí y el asunto con “C”. Ese día me fui tras decirle que no estaba para aguantar esas cosas y que por eso no tenía novia. También dije que él me hacía pensar que me había equivocado al juntarme con ellos (me disculpé por mensaje con uno de los chicos que era un amigo que comprendió todo). Durante ese tiempo me enfermaba y/o me sentía mal (unas dos veces por mes). Yo ya había vivido esto, no quería quedarme sin amigos otra vez, volverme a enfermar y tener la mirada hacia abajo. Tras un tiempo en el que estuve sola, me invitaron a sentarme a su mesa Alberto y unas amigas, en ese entonces casuales; ya somos más cercanos y los aprecio de verdad. Notaron que me veía afectada por algo, y tras un tiempo de desastre, hablé. Mi salud mejoró drásticamente tras eso y me pude abrir hacia más gente. Volví a cuidar mi apariencia y agarré voluntad para hablar las cosas (aunque sea de poco en poco). Mis amigas me ayudaron a darle la importancia a mis sentimientos: primero yo, luego el mundo. Fui al psicólogo y entendí muchas cosas; no era la única que se había equivocado, cómo me afectan los recuerdos del pasado y cómo me afectan mis entornos en el presente. Me siento más libre y femenina. Además, sé que aunque no lo hiciera con malas intenciones, me lastimó (me desarrolló como personaje, como algunos dirían), pero algo que sé desde pequeña es que no puedes juzgar mucho a la gente, pero tampoco darla por mala por un error. Aún no creo poder sanar esto.»


Hola Ann,

Por supuesto que vas a sanar esto. De hecho que hayas escrito esta historia ya es una buena señal de que estás en proceso de sanación.

Y si además tienes la ayuda de tus amigos e incluso de un psicólogo, mucho mejor te irá.

Al respecto de tu historia: hiciste lo correcto. De ninguna manera se puede tolerar que un chico acose a una chica. Y lo que te hizo ese chico, junto a su amigo, fue acoso. Porque él pensaba que a base de insistir no te dejaría escapatoria, pero al final fuiste fuerte y le dijiste que no.

Y suerte que le dijiste que no. Porque eso hubiera sido el principio de muchas otras situaciones de acoso ya que él hubiera sido consciente de que podía conseguir lo que quisiera solo insistiendo.

Es normal que la situación te afectase. Y es normal que bajo una situación de presión y estrés causada por el acoso tu mente se nublara y te fuera más difícil gestionar la situación. Pero lo hiciste muy bien.

Ahora a mirar el futuro con optimismo. Superaste una prueba muy muy difícil; podrás con todo lo que te venga.

Solo te recomiendo que hagas lo posible para eliminar estas sensaciones desagradables que tienes ancladas por tus experiencias pasadas. Ya tienes mucho camino hecho porque sabes de dónde te vienen. Ahora tienes que trabajar tu interior, la meditación puede ser una buena herramienta. Localiza estos sentimientos y lucha contra ellos. Eres muy fuerte, lo has demostrado enfrentándote a este chico, así que podrás conseguir también dominar tus pensamientos.

Muchos ánimos!


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