Nos escribe Thelma: «Siempre fui ama de casa mientras estuve con el padre de mis hijos de 2 y 7 años actualmente. Nunca nos faltó nada económicamente, pero hace un año nos separamos (no me quiso firmar el divorcio, y no me convenía porque me dijo la abogada que por ley no está obligado a darles casa a mis hijos) porque es una persona violenta, se enfada por todo y muy fiestero. No quise que mis hijos siguieran viendo eso y terminamos por separarnos, él yéndose de la casa que él renta. Nos dejó un carro y desde que no estamos juntos siempre amenaza con corrernos de esta casa, ya no mantener a nuestros niños y quitarnos el carro y dejarnos a pie. Este último ya lo cumplió y tenemos unos meses que pido raite a mi hermana, taxi o me las arreglo. Desde que nos separamos comencé un emprendimiento el cual me ha estado yendo bien. Él siempre lo vio como una tontería, queriendo que desistiera, pero decidí creer en mí y decidí ahorrar por si el día de mañana se ofrecía algo. Ayer di el enganche para un carro desde mi cuenta de banco personal y no sé cómo supo sobre eso cuando di de alta la cuenta de la agencia, que me habló reclamándome a gritos que para qué me compré un carro, que ahora me salga de la casa y pague yo mi propia renta y gastos de los niños. No le encuentro sentido. Le dije: no quiero estar exponiendo a mis hijos en la calle y la deuda es mía, no tuya. No tienen por qué cambiar las demás cosas. Total, que él quiere que yo aporte para renta, escuela, etc., cuando sí lo he estado haciendo, en menor cantidad que la que él aporta, porque no alcanza para todos los gastos. El dinero que ha dado los últimos meses no me alcanza para pagar renta, escuela, etc. Apenas me va comenzando a ir bien y las ganancias pensaba reinvertirlas para hacer crecer más mi emprendimiento, pero ya me limitó. No sé qué hacer porque con él no se puede dialogar. Ojalá el día de mañana no requiera ni un peso de él ni para mis hijos, para poner más distancia y deshacerme de sus insultos, humillaciones, gritos, etc., pero mientras tanto no sé qué hacer. Irme a vivir con mi hermana casada no es opción y no tengo a nadie más. Gracias por su tiempo.»

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Hola Thelma,

Si con él es imposible el acuerdo probablemente haya llegado el momento de presentar una demanda de divorcio, de tal manera que el juez especifique claramente qué te pertenece.

Aunque la deuda sea tuya, él piensa que el coche en realidad lo está pagando él, ya que este dinero que tu destinas al coche lo podrías destinar a la renta, con lo cual él tendría que pagar menos renta. Su nivel de pensamiento es tan limitado que antepone el dinero a la seguridad de sus hijios.

Pero es que por esta regla de tres tu nunca podrás gasta nada, ya que todo gasto que hagas siempre podrá pensar que lo podrías haber destinado a la renta.

Por esto tal vez lo mejor sea que un juez determine qué es lo que te tiene que dar, y así no habrá discusión posible.

Tienes que intentar aguantar viviendo en tu vivienda actual, porque si te marchas el dinero que ahora te da ya no te lo va dar. Pero si llegas a temer por tu seguridad, ya que me dices que él es violento, pues tendrás que o bien denunciarlo y/o buscarte otro sitio más seguro.

Así que mi recomendación sería que ahorres todo el dinero que puedas. Espera un poco a invertir en tu emprendimiento ya que mañana tu situación puede cambiar y necesitarás el dinero.

Y ten también en cuenta que el banco de la misma forma que te ha dejado dinero para comprarte un coche, también te lo puede prestar para una vivienda. Una alternativa sería una vivienda que te permitiera prescindir del coche por estar cerca del colegio de tus hijos. Así podrías cancelar el crédito del coche y tener solo una deuda por la vivienda.

En definitiva, si el acuerdo por las buenas es imposible, pues tendrá que ser mediante la actuación de un juez.

Y si su compartamiento se torna más violento, le tendrás que denunciar y/o buscarte otro sitio para vivir como te decía.

Pero ten en cuenta que cada cosa que le permitas dejar de pagar después ya no la vas a recuperar, por esto siempre es mejor tener un acuerdo, aunque sea forzado por un juez.

Mucha suerte!

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