Javier nos explica: «Cuando era pequeño sentía que todo era perfecto, hasta que empecé a entrar en la adolescencia. La relación con mi madre siempre se había basado en reglas estrictas, amenazas, debido a que tenía un carácter fuerte, pero antes solo me iba a mi cuarto y lloraba porque muy en el fondo sentía que no nos quería ni a mi ni a mis hermanas. Teníamos un padrastro que siempre bebía de más y generaba conflictos. Siempre teníamos desacuerdos y varias veces mi mamá habló con nosotros y decía que él iba a cambiar (nunca lo hizo). El se separó de mi mamá y nos dijo que teníamos que irnos de su casa. Pero ella siempre priorizó su relación que a nosotros. Ella nunca nos demostró cariño, me refiero a abrazos o besos, e incluso mimos, solo eran gritos. Pero continuando con la historia, nuestra relación madre e hijo se volvió tensa y siempre peleábamos, y ella siempre me amenazaba y decía que me callara y me gritaba y es… Asfixiante. Desde pequeño me convencí que llorar me hacía débil, y reprimía todo. Actualmente exploto por cualquier cosa, es como si ya no pudiera retener nada, lo que ha hecho que nuestras peleas sean más agresivas, y me ha golpeado, arrojado agua, en fin, todo lo impensable. Mi familia me dice que trate de aguantar, que es mi madre, pero no puedo. Algo en el fondo me dice que esto me está causando daño por dentro, que puede ser irreparable, siento que me volveré loco, porque es difícil canalizar tantas emociones negativas, y me frustra no poder manejarlas. Actualmente tengo 17, y mi madre tiene actitudes violentas hacía mi. Por más que le hablé calmado más se enoja, me grita, y es como una puñalada en mi pecho. He tenido ataques de ansiedad y no he podido respirar. Esto me hace daño, siento que estoy roto. No sé cómo canalizar mis emociones, no sé que hacer. No puedo alejarme de ella porque… Es mi madre… Muy en el fondo quiero poder tener una relación sana, y que todo mejore, pero lo he intentado, y ya no puedo. Quiero un futuro. Quiero poder ser felíz, sin alejarme de ella. Repito, es mi madre, tengo que quererla, no?»

---

Hola Javier,

El comportamiento que tiene tu madre hacia tí es radicalmente distinto al que tendría una madre que realmente quisiera a su hijo. No es normal que te trate de esta manera, y por otra parte es del todo lógico que esta falta de amor, este maltrato que te propina tu madre, te esté afectando hasta tus propios límites.

Creo que tienes que quitar este sentimiento de culpa de encima. Tu no tienes ninguna responsabilidad sobre tu madre, ella es mayor de edad y si actúa de esta manera no es porque tú se lo digas. Es normal que la quieras, porque sin ella no estarías en este mundo, pero por otra parte tu no la escogiste, te tocó en la lotería de la vida.

Como yo lo veo, es difícil que seas feliz a su lado a no ser que ella cambie. Pero me da la impresión que salvo que la ayude alguna psicóloga, por si misma no podrá cambiar. Creo que ella no está bien y este desequilibrio que tiene os lo traslada a vosotros.

Me sabe mal, pero creo que no hay solución. Si no quieres terminar mal te tendrás que apartar de tu madre. Siempre podrías intentar hablar con ella, explicarle como te sientes, pero me da la impresión que ella no lo va a entender.

Lo importante es que pienses, si llega el momento de separarte de ella, que has hecho todo lo posible para que vuestra relación madre-hijo pudiera funcionar. Si lo has intentado, como lo estás haciendo, pero no tienes éxito, pues fuera remordimientos. Tienes que mirar por ti también. Y en ese momento siempre le podrás dejar una carta escrita y contarle todo lo que has padecido, y como has intentado solucionar las cosas. Pero llega un punto que las cosas no tienen marcha atrás.

También te recomiendo que todos estos años de padecer, toda esta tristeza y esta tensión que tienes acumulada en tu interior, encuentres la manera de sacarla fuera de ti. Es importante eliminar los malos sentimientos de tu interior para ser feliz. E insisto, no tienes que tener ningún remordimiento.

Muchos ánimos.

---

P.D. Si crees que este mensaje te sirve, piensa que lo único que te pedimos es que actúes con los demás de la misma forma que actuamos contigo. Es decir, intentando ayudar sin pedir nada a cambio