No sé que hacer con mis problemas

6 octubre 2025

Francisco nos escribe: «A principios de este año me quedé viudo tras más de 30 años de convivencia. Tengo 55 años. Me quedé destrozado. Los amigos me dijeron que me animara a salir y, bueno, un día, tomando algo en una terraza, conocí a una chica y, a partir de ahí, comenzaron mis problemas. Al principio estaba muy ilusionado (la verdad es que estaba tomando un montón de pastillas, antidepresivos, y no era yo). Solo paseábamos, tomábamos café… Yo necesitaba imperiosamente tener cariño. Mis hijos ya son mayores y no me podían ofrecer ese cariño; bastante tenían con el duelo de su madre. Lo cierto es que me gustaba la chica y, al principio, estaba enamorado. Pero comenzamos una relación y todo se complicó. Ella venía de una separación tormentosa y de otra relación de tres años que también le fue mal. Poco a poco me fui desilusionando. Sé que me mentía algunas veces —creo que en tonterías—, pero la confianza mutua para mí es primordial. Un día me contó algo que me dejó en shock: me dijo que dejaba sola a su hija de 13 años para ir a casa de un novio casi todos los días, y prácticamente iba sin dormir al trabajo. Me pareció horrible. Mis hijos, para mí, siempre fueron lo primero. Después me dijo que no era así, que fue una exageración suya para que reaccionara… no sé. Yo quería ir despacio. Ella se quejaba de que en la calle no la cogía de la mano o no la abrazaba, pero no me parecía bien. Si algún día me quedaba en su casa, me era imposible irme, ya que comenzaba un diálogo interminable para que no me fuera. Yo quería ir a mi casa: era (y es) como mi fuerte. Me gusta cuidar de mi familia; hago todo lo que hace falta por mis hijos (ya mayores, pero me siento bien haciéndolo): cocinar, limpiar, comprar y demás labores de casa. Pero ella no comprende eso. Mis problemas empezaron con mi familia política cuando supieron que salía con esta chica. Llegaron a decirle a mi hijo que yo era un “putero” y un hijo de p***. Todo muy triste. A eso se sumaron los problemas con ella e incluso con mi hija, a quien no le gustaba mucho que tuviera esa relación. Así que le dije de dejarlo. Ella lloró y me dijo que me curara, que lo dejábamos mientras, pero que ella me esperaría cuando estuviera bien. La verdad es que le tengo cariño y no quiero hacer daño a nadie. Alguna vez voy a su casa y le ayudo con cosas, no soy capaz de cortar de raíz, pero noto que todo esto me hace daño. No sé qué hacer. Querría arreglar mi vida, pero no sé cómo. La verdad, ahora que la veo menos, me encuentro mejor en casa, como aliviado. Metí la pata este fin de semana: me vio y me dijo que fuera con ella. Al final terminé en su casa… no sé cómo terminar.»


Hola Francisco,

Solo el que sufre el luto sabe lo que es. Es muy fácil para la gente de fuera hablar; igual de fácil es juzgar. Y casi siempre se hace de una forma injusta.

A mi me parece muy humano querer tener compañía, sentirse querido y arropado, muy necesario en los momentos de tristeza como el que estás atravesando.

Pero el riesgo es que esta necesidad nos meta en situaciones que en otras circunstancias no consideraríamos. Seguramente si estuvieras soltero pero no viudo habrías dejado esta mujer hace tiempo. Creo que es la necesidad de tener el cariño lo que te impide cortar la relación.

Así que para mí lo que tendrás que hacer es empezar otras actividades que te permitan suplementar el cariño que aún hoy recibes de esta mujer. Hay grupos de gente que se encuentran para leer, viajar, bailar, pintar, realizar voluntariados, etcétera.

Y tu eres una buena persona, de convicciones firmes. Así que seguro que no te costará integrarte en cualquier grupo y recibir el aprecio de los demás.

Esta mujer te absorbe la energía, y se aprovecha de ello. Siéntete fuerte y corta la relación. Y ya verás que el día que lo hagas te sentirás totalmente liberado y tendrás nuevas fuerzas para empezar otras actividades.

Muchos ánimos!


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